Quizas no haya mejor referencia biblica que haga mencion de la realidad del hombre actual que la que encontramos en Efesios 2:12. "Seres que estan sin Cristo, alejado de la ciudadanïa de Israel, ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo." En otras palabras
personas que no entienden ni conocen la ruta que los lleve a disfrutar de los grandes planes de Dios con el hombre, perdidos en sus vidas, deambulando como seres que no tienen un maňana por el cual luchar, seres que solo su existencia ya es una abrumadora carga.
Pero frente a esto se encuentra la vivificadora promesa de Jesus, que si creemos en El, aunque estemos muertos viviremos; Asï lograra la vida.
Esta oferta de Salvaciòn y de nueva vida es la que Dios hoy le presenta. Hoy es posible vivir con esperanza, con un Dios que ha prometido ser su Padre de promesas y de experiencias realizantes dadas a todos los que creen en El y en su palabra, hoy es posible ser parte del Pueblo de Dios, hoy es posible esta bajo la cobertura de Cristo, en lo que esto representa, hoy es posible ser ciudadano del Cielo.
Hermano/a, fuimos creado para
alabar a Dios! El Señor nos dice
en Isaías 43:21, "El pueblo que
Yo me he formado me cantará
alabanzas."
Por eso, en todo momento, alaba
el Nombre Santo y Poderoso de
Jesús. Es la mejor manera de
glorificar a Dios, pues nos dice
en el Salmo 50, 23: "Quien me
ofrece alabanza, ése me
glorifica y a quien endereza su
camino le mostraré la salvación
de Dios." ¡Gloria a Dios!
Hermano, en tus momentos de
pruebas, de dificultades, de
preocupaciones, de ansiedades, y
de problemas, yo sé que se te
hace dificil levantar tus manos,
como lo hacían los apostoles y
discípulos de Jesús y como se
hace ahora, y alabar a Dios,
decirle a El lo Grande y
Poderoso que El es.
Pero es en ese momento que tú
debes alabarle, pues tu alabanza
se convierte en un sacrificio de
alabanza muy agradable a Dios,
especialmente cuando unimos
nuestras alabanzas a la que hace
continuamente Jesús en el
Santísimo Sacramento.
"Por él ofrezcamos a Dios un
sacrificio de alabanza continuo,
es decir, la ofrenda de nuestros
labios que confiesan Su Nombre."
(Hebreos 13, 15) Por eso,
continuamente "recitad entre
vosotros salmos, himnos y
cánticos espirituales, cantando
y alabando al Señor con todo
vuestro corazón." (Efesios 5,
19)
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